La serie de esculturas de papel titulada "Mar de Pensamientos" emerge como un testimonio visual de un profundo proceso terapéutico. En esta colección de cinco ilustraciones tridimensionales, la artista explora con maestría la compleja interacción entre su mente y emociones. Inspirada por la lucha contra la depresión y la ansiedad, cada escultura representa un fragmento de su trayectoria personal.
Las obras capturan la esencia misma de un mar tumultuoso de pensamientos que fluyen y se entrelazan, simbolizados por un cabello que se extiende sin límites. Este flujo incesante de ideas, a menudo abrumador, se transforma en una obra maestra visual que refleja tanto la intensidad como la belleza de la experiencia humana. A medida que el cabello, representativo de los pensamientos intrincados, se enreda y trenza, surge una narrativa de transformación y superación.
"Mar de Pensamientos" es más que una serie de esculturas; es un viaje de autodescubrimiento y curación. A través del arte, la artista ha encontrado un medio para controlar y dar forma a sus pensamientos, transformando lo abrumador en algo hermosamente tangible. Cada escultura representa un paso hacia la sanación, un recordatorio tangible de la fuerza interior necesaria para enfrentar y transformar la tormenta de la mente en un sereno mar de posibilidades.
"Había una vez una chica que no dejaba de pensar de más, cualquier cosa o situación la llevaba a imaginar hasta que su mente se desbordaba.
Cada pensamiento salía y crecía por su cabello. Pronto tuvo una abundante y larga cabellera, que no podía detenerse. La chica intentó cortarla, sin embargo, eran tan persistentes las ideas en su cabeza que al poco tiempo ya estaba del mismo tamaño o incluso más grande.
Así que optó por dejarlo fluir, ya no intentó detenerlo. Y su cabellera de pensamientos creció y creció sin control.
Los días pasaron y el tamaño de los hilos era enorme, se hizo un marbtan grande y espeso que era difícil de cruzar o avanzar, aún más para la chica, quien decidió dejarse llevar por la corriente, aunque a veces la fuerza del mar fuese tan intensa que casi la ahoga.
Por mucho tiempo fue a la deriva. Los días avanzaban, al igual que las corrientes formadas de sus pensamientos, pero ella se sentía en el mismo punto.
Entonces, sin darse cuenta, tocó tierra firme. Con gran dificultad se levantó, miró hacia atrás y luego buscó un punto alto. Caminó hasta alli, se sentó y comenzó a trenza el inmenso mar que brotó de su cabeza.
Aún tenía mucho trabajo, pues dejó pasar varios días, sin embargo, curiosamente al ordenar cada mechón, su mente se distraía y su cabello dejaba de crecer. Le tomaría tiempo, pero al menos lo estaba intentando."